lunes, 18 de junio de 2012

Papá Nöel se esconde.

La encontré agazapada en la corteza de un árbol. Así estaba, tal cual la veis.

Siempre tiendo a imaginar historias para los objetos "abandonados" que me asaltan por los rincones, y con ella no podía ser de otra manera. Seguramente, como yo, muchos antes se habían preguntado qué hacía allí, o a qué puzzle pertenecía. Pensarían que no era nadie sin el resto de piezas, quitándole valor y fabricándole una necesidad que ella nunca se planteó, sin ser capaces de pensar que por sí misma ya era un objeto con su propia identidad, que no necesitaba a nadie.

Sin embargo, al contrario que la mayoría, a mi, más que pena por haberse perdido o estar apartada de su propia naturaleza, lo que me produjo fue curiosidad al imaginar que andaba buscando un camino nuevo, un espacio donde sentirse libre de sí misma, donde poder cambiar lo que se iba anquilosándo entre sus capas de papel prensado. Aunque parezca imposible, daba la sensación de que, reuniendo todo el valor que le quedaba, hubiera salido de una aburrida caja de cartón, en la que sólo era una pieza más, para buscar entre aventuras otro puzzle en el que encajar, sin tener en cuenta la advertencia general de que jamás encontraría un sitio donde las esquinas de los demás no empujaran sus lados, o donde no quedarse demasiado holguera para agarrarse con fuerza a sus vecinas.

Encontró seguramente este árbol en uno de sus vagabundeos y trató de mimetizarse, trató de hacerse un hueco entre aquellas nuevas fichas, para que su piel acabara pareciéndose a la rugosidad de la madera. Pero ella era brillante, tenía fuertes colores y unos ángulos demasiado pronunciados, de modo que no lo consiguió.

Sin embargo, tampoco ahora será ésta una historia triste, porque aquello que sucedió fue, ni más ni menos que, lo que tenía que pasar. La pieza de puzzle sorprendió a todos siendo más inteligente que otros muchos, y se quiso lo suficiente como para darse cuenta de que el problema no era suyo, sino de aquellos que no entendían que imitar a los demás anula nuestra propia visión del mundo. Ahora es la pieza más bonita del puzzle natural de aquel árbol, y llama la atención de cuantos se pasean por aquel lugar.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Se subió a un árbol con la intención de que tú la encontraras ;)
Muy bonito, Flor!!!

Flor de Sueño dijo...

Pues lo consiguió la muy listilla!! :D

gracias Helen!

Shelby dijo...

Yo, paseando por el campamento en mi última noche como educando, me encontré una piedra en la que en una cara había pintada con óleo un cielo de noche con su luna.Esa piedra lleva conmigo desde entonces.

Es bonito pensar que alguien (en este caso probablemente un niño del campamento previo al nuestro) te da fuerza sin saberlo :)