
La belleza de sentirse solo y la tranquilidad de sentirle en su respaldo luchaban en su nube.
Hoy necesitó volver a colocar dos tenedores alineados esperando al agua, pero deseó también tener libre el tiempo justo para verle la lengua a las tortugas, él quería estar allí en ese único momento.
Y pensaba en la Flor del Sueño, que se abre llamando a la lluvia. Que se ha limpiado, estirando escrupulosamente cada uno de los nervios de sus pétalos. Que se ha mirado y se ha gustado.
Y la lluvia ha llegado destrozándola, ha dejado sus pedazos esparcidos por el suelo, soñando con la caricia de las gotas de agua.
Y él mientras tanto, estaba ordenando la nube, ciego.
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