Primer anaquel de la alacena

Como un penne rigatte a punto de pasarse en la cocción, poco a poco y con tiempo, me he dado cuenta de que la casa se me estaba quedando pequeña. He tenido que ampliarla, remodelarla y redecorarla, aunque la verdad es que sigo sintiéndola igual.

Al mirar las escrituras, a punto de llamar al albañil, me he dado cuenta de que no era posible edificar en el pequeño patio de la entrada, así que rebuscando encontré otra idea en mi cabeza: utilizaré las paredes de cada habitación.

Poco a poco he ido colocando baldas, he ido formando estanterías y huecos que irán recogiendo todas y cada una de las pamplinas que me venga en gana ir guardando. Menos mal que he encontrado ese potencial en mis muros, porque empezaba a sentirme realmente encerrada, angustiada ¡al fin puedo volver a estirar los brazos!

Ahora quiero animaros a que coloquéis cualquier tipo de chuminá en mis estantes, que seguro que siempre serán recibidas y colocadas con ilusión.
Saludos inexpertos!