sábado, 25 de septiembre de 2010

Así no hay quién escriba.

Andábamos por el asfalto cuando realmente comprendí la situación.

Hay veces en las que el aire entra de forma diferente en los pulmones, de pronto eres consciente de cada uno de tus bronquios y bronquiolos... quizás sea por la enorme sonrisa que tu mente te propone, y que hace que tu cuerpo se levante ligero del suelo.

En otros momentos parece que el aire no pasa de la garganta, sonries sí, pero las caricias no pasan de la piel y te sientes tan mal que no eres capaz de colocar un pie delante del otro para seguir avanzando.

Sin embargo, estas dos situaciones tienen una cosa en común:

Ambas nos desconectan del resto del mundo, que nos observa desde lejos y con reparo. A este mundo loco sólo le gusta la gente en equilibrio, y hasta cierto punto mediocre. Pides cerveza y hasta el camarero te sonrie ingenuo, asustado.

¿Tu también lo has notado?

5 comentarios:

Iris dijo...

:D me siento tan identificada que no puedo escribir.
¡Si es que así no se puede!
Hoy estoy en la balda de arriba y llevo más de una hora rumiando un post.

Bueeena Cristi!!

Anónimo dijo...

Este post es valiente y agradecido en una segunda lectura.
A mí también me gusta la sensación esa de estar en una película donde todo va a cámara rápida menos nosotros.Me lo imagino como viéndome desde afuera.
Besos!

Kaila

Bahú bamba Lelë dijo...

Es algo así como ser consciente de uno mismo?

No digo que no lo entienda, sólo aporto. :D

Flor de Sueño dijo...

Un poco sí Bahú, se ve uno también un poco desde fuera.
Gracias por vuestras aportaciones! :)

Anónimo dijo...

Yo también lo he pensado alguna vez, y creo que esa sonrisa de la que hablas es como un escudo que colocamos, sería algo así como el desarrollo evolutivo del gruñido animal.

Loro.