Desata desiertos tu silencio en mi y todo se convierte en esa humedad que me asfixia.
No encuentro solución y sólo me queda escribir mis
oraciones dejándolas pendientes del techo, a la vista de todos. Quizás así, algún dios se apiade de mi y
me devuelva la respiración en este eterno minuto que no pasa.
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