martes, 27 de noviembre de 2007

Marionetas.


Aquel fue un día dificil para ella. Anduvo luchando con cada reloj que encontraba para que gritase más fuerte que el tiempo pasa;

pero qué frustrante fue reconocer que todos le habían girado la cara y no habían querido escuchar el ovillo de pamplinas que ella necesitaba desmadejar.

[...]

Cuando decidió salir de aquel arcón, descubrió que la única relación que había entre los extraños que se cruzaban en la calle, eran aquellas bombas que se lanzaban unos a otros, siempre con ánimo de ofender, siempre rompiendo en añicos la pequeña luz que aún brillaba dentro de ellos.

Paseaba tranquilamente, absorta en sus pensamientos, cuando alguien le lanzó alguna de estas granadas dándole justo en el esternón, y provocando el caos: cada miembro de su pequeño cuerpo de madera salió disparado, rebotando en bordillos, farolas y bancos. Tan sólo la pequeña luz, se mantuvo firme, buscando rápida un refugio para protegerse.

Sin embargo, y aunque había sido sólo un abrir y cerrar de ojos, el momento en que se mostró desnuda, no son necesarios muchos segundos para que las pupilas de madera sin párpados se giren y encuentren su objetivo.

La fuerza de aquella pequeña luz, la fuerza de aquella pequeña sonrisa, les hizo encontrar un poquito de la antigua felicidad de pueblo, de la inocencia perdida de barrio, les hizo ver su ciudad con un poquito más de claridad y color.

"Ojalá hubiesemos encontrado esa claridad antes de que llegasen las bombas- pensaron ellos- ojalá supiesemos cómo ir con una sonrisa por la calle en vez de discutir y gritar a cada paso.

Y aún se preguntaban: ¿Por qué éste maldito corazón de madera no nos permite pensar un poco más en los demás?"

2 comentarios:

luigi dijo...

Ojalá pudieramos pudieramos llevar el alma en las manos chorreando como una toalla empapada, ojalá tuvieramos piel como los melocotones, y no cáscara como las almendras -aunque anduviéramos expuestos y a veces nos hicieran mucho daño.

Qué pamplinas tan bonitas que estás almacenando!

José L. dijo...

esto si que es mágia de la buena...